El miedo

Silencio. Entras en silencio. La casa callada y sus moradores durmiendo. No imaginas lo que es el miedo, puedes haberlo imaginado en alguno de esos simulacros que hayan tenido lugar en tu vida: Un atracador, un tiroteo, un gay pidiéndote fuego en un bar... Son muchas situaciones en que pensaste era miedo pero no, no lo era. Era una situación artificial creada por tu cerebro para generar adrenalina y poder salir más airoso de un pequeño contratiempo. Pero uno no sabe lo que es el miedo hasta que no lo siente de verdad, acechando en cada esquina, a la vuelta de cada rincón, detrás de un árbol de casa, o en cualquier garaje. Es imposible saber donde te estarán esperando pero lo que sabes se cumplirá con certeza es que irán a por tí. Y tu sí sabes lo que es, por que al entrar en esa casa silenciosa y acceder a tu cuarto ellos ya han estado allí y te han advertido. No se andan con bromas, es muy serio.

La sangre corría por toda la sábana. Quinientos kilogramos de animal no es una tontería y cortarle la cabeza todavía menos. Solo es superable al encontrártela en tu cama. Ahí, quieta, con la lengua fuera de lo que fue su último soplido. Todavía está rosa, y caliente, no hace mucho que lo mataron. Y sabes que no dentro de mucho harán lo mismo contigo. Ahora, lo sabes, esa parálisis es el miedo.

Quizá no me creeréis, pero es verdad. Llamé a la policía aterrado y han levantado acta de los hechos. Esta es la foto del atestado:


Tengo miedo, se que van a por mí y que no tengo escapatoria.

Seguiré contando.